GRADO 8°4 (CUENTO PARA EL ANÁLISIS LITERARIO)
SANGRE EN LOS JAZMINES Cuando los guardias rurales llegaron a la granja de mamá Rosa, hacía ya una semana que Pedrillo estaba tirado en la cama, hecho una miseria de dolor y de ira. Las heridas del brazo habían tomado una escandalosa coloración de tomate maduro y el brazo abultaba hasta reventar. La infección y la fiebre devoraban a Pedrillo. Esos malditos hombres de la guardia, si lo encontraban, no lo dejarían con vida. Esto era lo de menos. ¡Si sólo lo mataran! Pero Pedrillo sabía que antes de que con él acabaran como un perro, de un disparo o de un machetazo en la nuca, bien medido, para que los huesos se quebraran y la cabeza quedara bamboleándose y fuera fácil desprenderla y ensartarla luego en un palo para llevarla a la alcaldía del pueblo como trofeo, antes de que eso ocurriera, Pedrillo sabía que ocurrirían otras cosas con él, pues ya estaban ocurriendo con los otros. Sabía que lo torturarían en la cárcel. Y también lo sabía mamá Rosa, su mamá. Esto...